14. Redacta objetivos SMART sin sonar genérico

🔸 Introducción

¿Te ha pasado que entregas tu protocolo y te dicen: “los objetivos no están bien redactados”… pero nadie te dice cómo mejorarlos?
Es uno de los comentarios más frecuentes (y frustrantes) al hacer un proyecto académico. Muchos estudiantes terminan escribiendo frases genéricas como “analizar la importancia de…” o “describir el impacto de…”, que suenan bien, pero no dicen mucho.

Un objetivo bien hecho no es una formalidad: es una brújula que guía todo tu trabajo.
En este artículo te enseñaré a redactar objetivos SMART: específicos, medibles, alcanzables, relevantes y acotados en el tiempo. Pero sobre todo, aplicados a tu proyecto, con sentido, claridad y sin copiar fórmulas vacías.
Sí, se puede escribir objetivos claros y sólidos… aunque odies los tecnicismos. Y aquí vas a aprender cómo.

🔹 1. ¿Qué son los objetivos SMART y por qué se usan?

Los objetivos SMART son una herramienta ampliamente utilizada en la planificación de proyectos, tanto en el ámbito académico como profesional, porque ayudan a enfocar el trabajo y hacerlo realizable. El acrónimo SMART resume cinco criterios clave que todo objetivo bien formulado debería cumplir:

  • S (Específico): debe indicar claramente qué se va a hacer, evitando términos vagos como “analizar” o “reflexionar sobre”. Un buen objetivo responde al “qué” y “para qué”.
  • M (Medible): debe permitir evaluar si se logró o no. Por ejemplo, si tu objetivo es “identificar factores que inciden en…”, debería quedar claro cuántos o cuáles vas a identificar.
  • A (Alcanzable): tiene que estar dentro de tus posibilidades reales, considerando tiempo, recursos y acceso a la información.
  • R (Relevante): debe estar alineado con tu problema de investigación, tus intereses y el propósito del trabajo.
  • T (Temporal): debe enmarcarse en un plazo definido. Aunque no siempre se explicita con una fecha exacta, sí debe quedar claro que se abordará en un periodo delimitado (por ejemplo, “durante el segundo semestre de 2025”).
Ilustración educativa que explica los cinco elementos de los objetivos SMART: Específico, Medible, Alcanzable, Relevante y Temporal.
Los objetivos SMART te ayudan a redactar metas claras, medibles y coherentes con tu proyecto académico.

Aplicar esta fórmula en una tesis o proyecto final permite no solo tener claridad desde el inicio, sino también facilitar la evaluación por parte de asesores o comités. Un objetivo SMART no deja dudas: dice lo que harás, cómo, en qué contexto y con qué límites.

Por último, es importante diferenciar entre el objetivo general (que expresa el propósito principal del trabajo) y los objetivos específicos (que desglosan las acciones o pasos necesarios para alcanzar el objetivo general). Ambos deben ser SMART, pero los específicos suelen ser más operativos y detallados.

🔹 2. Errores comunes al redactar objetivos

Redactar objetivos parece sencillo… hasta que nos damos cuenta de que muchos no comunican nada útil. Uno de los errores más frecuentes es usar verbos vagos o genéricos como “conocer”, “entender”, “abordar” o “reflexionar sobre”. Estos términos, aunque suenen académicos, no permiten saber con claridad qué vas a hacer ni cómo se va a evaluar si lo lograste. Por ejemplo, decir “conocer la influencia de las redes sociales en los adolescentes” no indica si vas a describir, analizar, medir o comparar.

Otro error común es plantear objetivos que no se pueden medir ni comprobar. Un objetivo debe tener un resultado verificable. Si no puedes responder con claridad a la pregunta “¿cómo sabré que logré este objetivo?”, es señal de que necesita reformulación. “Abordar la problemática de la obesidad infantil” es demasiado amplio y ambiguo. En cambio, “identificar factores socioculturales que inciden en los hábitos alimentarios de niños en edad escolar” es más específico y comprobable.

Ilustración de un estudiante confundido junto a ejemplos de objetivos mal redactados y sus errores comunes como verbos vagos, falta de verificación y falta de relación con la investigación.
Errores frecuentes al redactar objetivos: verbos vagos, afirmaciones no verificables y falta de relación con la investigación.

También es frecuente confundir el propósito con el resultado. Un objetivo no es lo mismo que la intención personal ni la meta final. Por ejemplo, decir “mejorar la calidad educativa” es una aspiración, pero no un objetivo de investigación viable. En lugar de eso, podrías plantear: “analizar la implementación de estrategias didácticas activas en estudiantes de secundaria en X contexto”.

Finalmente, muchos redactan objetivos que no guardan relación con su pregunta de investigación. Si tu pregunta es “¿cómo afecta el uso de dispositivos móviles al sueño en universitarios?”, tu objetivo no puede ser “estudiar los efectos del estrés académico”, porque ya estás desviándote del foco. Un buen objetivo nace de una buena pregunta, y debe estar alineado con ella en todo momento.

🔹 3. Cómo redactar objetivos claros paso a paso

Redactar objetivos efectivos no es cuestión de inspiración, sino de seguir un proceso claro y lógico. Aquí te presento un método en cuatro pasos para escribir objetivos SMART que se adapten a tu proyecto:

Ilustración educativa que explica los 4 pasos para redactar objetivos SMART en un proyecto académico, incluyendo elección de verbos, enfoque específico y contexto.
¿No sabes cómo escribir tus objetivos? Sigue estos 4 pasos para formular objetivos SMART claros, medibles y alineados con tu investigación.

Paso 1: Vuelve a tu pregunta de investigación y delimita las variables clave.
Identifica qué conceptos o factores aparecen en tu pregunta. ¿Vas a estudiar una relación, una comparación, una descripción? Define los elementos esenciales (por ejemplo: “uso de redes sociales”, “calidad del sueño”, “universitarios de primer año”).

Paso 2: Elige verbos adecuados según el tipo de estudio.
Los verbos son el corazón del objetivo. Usa taxonomías como Bloom para seleccionar verbos precisos y medibles.
Por ejemplo:

  • Para estudios descriptivos: identificar, caracterizar, describir.
  • Para estudios explicativos o correlacionales: analizar, determinar, comparar.
  • Para estudios aplicados: proponer, diseñar, evaluar.

Evita verbos vagos como comprender, abordar, ver o estudiar, que no indican una acción concreta.

Paso 3: Enfoca cada objetivo en un solo resultado.
Cada objetivo específico debe abordar una sola cosa, no una lista. Por ejemplo:
🚫 “Analizar los hábitos alimentarios y su relación con el estrés y el rendimiento académico”.
✅ “Analizar la relación entre hábitos alimentarios y estrés en estudiantes de medicina”.

Paso 4: Agrega dimensión temporal o contextual si aplica.
Un buen objetivo también indica el dónde, cuándo o en qué población. Ejemplo:
✅ “Describir los hábitos de estudio en estudiantes de primer año de psicología durante el semestre 2024-1 en la Universidad X”.

Ejemplos comparativos:

❌ Objetivo vago✅ Objetivo SMART
“Estudiar el impacto del estrés”“Analizar la relación entre niveles de estrés y calidad del sueño en estudiantes universitarios de 18 a 25 años en 2024”
“Conocer el uso de apps educativas”“Describir el uso de aplicaciones móviles educativas en docentes de secundaria en zona rural en 2023”

Un buen objetivo guía tu camino y permite evaluar tu avance.

🔹 4. Cómo usar IA para mejorar tus objetivos (sin que suenen robóticos)

La inteligencia artificial puede ser una gran aliada para mejorar la redacción de tus objetivos, siempre y cuando la uses con criterio. No se trata de que la IA los escriba por ti desde cero, sino de aprovecharla para pulir, enfocar y explorar variantes, sin perder tu estilo personal ni caer en frases frías o automáticas.

1. Usa prompts claros para reescribir objetivos genéricos.
Si tienes un objetivo muy amplio o impreciso, puedes pedirle a herramientas como ChatGPT algo como:
📝 “Reescribe este objetivo para que sea más específico, medible y claro: ‘Estudiar el impacto del uso de redes sociales en jóvenes’.”
La IA te ofrecerá varias opciones más precisas, como:
✔️ “Analizar la relación entre el tiempo de uso diario de redes sociales y la calidad del sueño en jóvenes universitarios de 18 a 25 años”.

Infografía sobre cómo usar inteligencia artificial para mejorar objetivos académicos sin perder naturalidad
La IA puede ayudarte a reescribir, comparar y pulir tus objetivos académicos, pero tú decides el enfoque final.

2. Pide variaciones y compara.
Puedes pedir: “Dame tres versiones del siguiente objetivo con enfoques distintos: descriptivo, comparativo y explicativo”.
Esto te permite ver cómo cambia el propósito según el tipo de investigación y elegir el más coherente con tu enfoque.

3. Valida con IA, pero edita con tu voz.
La IA puede ayudarte a verificar la estructura, claridad y coherencia de tus objetivos, pero no dejes que sustituya tu juicio. Lee en voz alta, ajusta términos, agrega el contexto específico de tu proyecto. Tu autenticidad también se refleja en cómo nombras tu propósito.

💡 Consejo final: no copies y pegues objetivos sin más. Usa la IA como un editor colaborativo que te sugiere, pero no decide por ti. Así, mantienes la precisión sin sacrificar tu voz.

🔹 5. ¿Cuántos objetivos necesito? ¿Y cómo los jerarquizo?

Una de las preguntas más frecuentes cuando estás redactando tu protocolo es: ¿cuántos objetivos debo incluir? La respuesta más común —y generalmente aceptada en la mayoría de los programas académicos— es: un objetivo general y entre dos y cuatro objetivos específicos. Esto permite que tu proyecto esté bien enfocado, sin ser ni demasiado limitado ni demasiado ambicioso.

El objetivo general es la gran meta de tu investigación: lo que esperas lograr en términos amplios. Debe estar alineado con tu pregunta de investigación y reflejar el propósito central del estudio. Por ejemplo: “Evaluar la efectividad de un programa de educación alimentaria en adolescentes de secundaria en X región.”

Los objetivos específicos, en cambio, descomponen esa meta en partes más manejables y medibles. Funcionan como los pasos que te van a permitir cumplir el objetivo general. Algunos ejemplos comunes son:
✔️ Identificar los hábitos alimentarios actuales.
✔️ Diseñar una intervención educativa.
✔️ Aplicar la intervención.
✔️ Evaluar cambios posteriores.

Infografía sobre cuántos objetivos incluir en una investigación y cómo jerarquizarlos
Un objetivo general claro y de dos a cuatro objetivos específicos bien jerarquizados te ayudan a mantener el rumbo de tu investigación.

¿Cómo jerarquizarlos? Puedes hacerlo de dos maneras:

  1. Lógica secuencial: del diagnóstico a la acción (lo que primero necesitas saber o hacer antes de lo siguiente).
  2. Orden cronológico: según el orden en que los ejecutarás dentro del proyecto.

Además, es importante que los objetivos estén estrechamente vinculados con tu metodología. Cada objetivo debe tener un reflejo directo en las técnicas que vas a usar, en las variables que vas a medir, y en los resultados que esperas obtener.

Un buen conjunto de objetivos actúa como hoja de ruta: te orienta, te ayuda a no desviarte y facilita que otros (tu asesor, el comité) comprendan el alcance real de tu trabajo.

🔸 Cierre / reflexión final

Redactar buenos objetivos no significa usar palabras rimbombantes ni frases rebuscadas. Al contrario: es un ejercicio de claridad, honestidad y estructura. Tus objetivos deben decir, de forma concreta y precisa, qué vas a hacer, cómo y con qué propósito. Si están bien redactados, te facilitarán la vida durante todo el desarrollo de tu proyecto, porque serán tu brújula en momentos de duda o bloqueo.

Recuerda: no estás escribiendo para impresionar, sino para orientar tu trabajo de forma comprensible, coherente y alcanzable. Un objetivo claro te permite tomar decisiones metodológicas, elegir instrumentos, delimitar tu análisis y enfocar tu escritura. En cambio, un objetivo vago solo añade confusión.

En el próximo artículo de esta serie, te mostraré cómo transformar estos objetivos en un diseño metodológico realista y funcional, incluso si no tienes experiencia previa en investigación. ¡Seguimos paso a paso!

🔗 ¿Estás siguiendo la serie paso a paso?
Navega la serie en orden para aprovecharla mejor:

⬅️ 11. Hacer un resumen de artículo sin copiar-pegar
➡️ 13. ¿Necesitas una hipótesis?

Dr. Alfonso Carreón-Rodríguez

Médico Cirujano por la Facultad de Medicina de la UNAM, maestro y doctor en ciencias bioquímicas por el Instituto de Biotecnología de la UNAM. Realizó estancias de investigación predoctoral en el Weizmann Institute of Science Rehovot, Israel y posdoctoral en el Massachussetts General Hospital / Harvard Medical School, Boston, MA, USA. Actualmente es Investigador del Laboratorio de Genética y Biomarcadores del Centro de Salud Poblacional del Instituto Nacional de Salud Pública y Profesor de las Unidades Didácticas "Bases Bioquímicas y Fisiológicas de la Nutrición en Salud Pública" y "Metodología de la Investigación" de la Maestría en Ciencias en Nutrición Poblacional de la Escuela de Salud Pública de México y de las Unidades Didácticas "Lectura y Redacción Científicas" y "Metodología de Investigación en Salud" de la Escuela Internacional de Medicina, Universidad Anáhuac Cancún, México.

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