15. ¿Cuantitativo o cualitativo? Tipos de estudio para no expertos

🔸 Introducción

¿Te han preguntado si tu proyecto es “cuantitativo o cualitativo”… y sentiste que te estaban hablando en otro idioma? No eres el único. Muchos estudiantes llegan a esa etapa con una idea general de lo que quieren investigar, pero sin saber cómo encajarlo en un tipo de estudio concreto. Sin embargo, esta decisión no es un detalle técnico sin importancia: define el camino completo de tu investigación.

El tipo de estudio influye en el tipo de preguntas que puedes hacer, en los datos que vas a recolectar, y en cómo vas a interpretarlos. Elegir bien te ayuda a no perderte entre métodos que no se ajustan a tu problema ni a tu tiempo disponible.

En este artículo, vamos a explicar sin jerga ni rodeos las principales diferencias entre estudios cuantitativos y cualitativos, sus aplicaciones, ventajas, limitaciones, y cómo saber cuál es el mejor para ti.

🔹 1. ¿Qué significa “tipo de estudio” y por qué importa tanto?

El tipo de estudio es uno de los elementos más importantes de cualquier proyecto académico, aunque a menudo se decide de forma apresurada o sin comprenderlo del todo. Básicamente, se refiere al enfoque general que vas a seguir para recolectar, analizar e interpretar la información que sustente tu trabajo. Es la arquitectura metodológica que le da forma a tu investigación, como el plano sobre el que construirás todo lo demás.

Elegir correctamente el tipo de estudio no es una formalidad. Esta decisión afecta directamente la manera en que redactarás tus objetivos, cómo estructurarás tu marco metodológico, qué herramientas usarás y qué tipo de resultados podrás obtener y presentar. Es muy común encontrar estudiantes que primero redactan sus objetivos y luego intentan forzar un tipo de estudio que no encaja con ellos… cuando en realidad deberían ir de la mano.

Infografía ilustrativa que muestra los diferentes tipos de estudio en investigación: cuantitativo, cualitativo, mixto y documental, con íconos representativos para cada uno.
¿Cuantitativo, cualitativo, mixto o documental? Elige el tipo de estudio que mejor se adapte a tu proyecto académico.

Existen varios tipos de estudio, pero los más comunes y relevantes para trabajos de grado son:

  • Cuantitativo: Busca medir, contar, correlacionar. Utiliza encuestas, experimentos, análisis estadístico.
  • Cualitativo: Busca comprender significados, experiencias, narrativas. Utiliza entrevistas, observaciones, análisis de discurso.
  • Mixto: Integra ambos enfoques, cuantitativo y cualitativo, para obtener una visión más completa.
  • Documental: Se basa en la revisión, comparación o análisis de documentos, teorías, datos ya existentes.

No es que uno sea mejor que otro. Lo importante es que el tipo de estudio se ajuste a lo que realmente quieres investigar. No empieces tu proyecto “a ciegas”: define el tipo de estudio desde el inicio, y te ahorrarás muchas dudas y correcciones innecesarias más adelante.

🔹 2. Estudio cuantitativo: cuando quieres medir, comparar o correlacionar

El estudio cuantitativo es la elección adecuada cuando tu objetivo principal es medir algo de forma objetiva y sistemática. Este tipo de investigación se basa en la recolección y análisis de datos numéricos. Busca establecer relaciones entre variables, probar hipótesis o identificar patrones que puedan generalizarse a una población más amplia.

Infografía en español que representa un estudio cuantitativo, con elementos como gráficos, encuestas y medición de datos en estudiantes universitarios.
El enfoque cuantitativo permite medir, comparar y correlacionar datos de forma objetiva.

Las herramientas más comunes en este enfoque son las encuestas, cuestionarios estructurados, pruebas estandarizadas, experimentos y análisis estadísticos. Por ejemplo:

  • “Medir el nivel de ansiedad en estudiantes antes y después de un examen de alta exigencia.”
  • “Determinar la prevalencia de anemia en mujeres embarazadas de una comunidad rural.”
  • “Comparar el rendimiento académico entre estudiantes que toman clases presenciales vs. virtuales.”

Ventajas:

  • Resultados medibles y comparables.
  • Mayor posibilidad de generalización si la muestra es adecuada.
  • Uso de herramientas estadísticas que aportan rigor y precisión.

Limitaciones:

  • Puede simplificar realidades complejas.
  • Requiere conocimientos básicos de estadística.
  • No capta emociones, experiencias o significados subjetivos.

¿Cuándo conviene usarlo?
Cuando tu proyecto busca cuantificar fenómenos, comprobar hipótesis con datos objetivos o establecer relaciones entre variables claramente definidas. Es especialmente útil en estudios de salud, educación, psicología, ciencias sociales aplicadas y economía, entre otros.

Eso sí, asegúrate de que tienes (o puedes adquirir) las habilidades necesarias para recolectar, organizar y analizar los datos de forma adecuada. Y recuerda que no todo lo importante se puede medir… aunque mucho de lo medible sí puede ayudarte a tomar decisiones informadas.

🔹 3. Estudio cualitativo: cuando quieres explorar, comprender o interpretar

El enfoque cualitativo es ideal cuando tu objetivo no es medir, sino comprender. Este tipo de estudio se centra en los significados, percepciones, emociones y experiencias de las personas. No busca resultados generalizables, sino interpretaciones profundas de realidades complejas.

Se apoya en herramientas como entrevistas a profundidad, grupos focales, observación participante, diarios de campo o análisis de discursos y narrativas. La riqueza del estudio cualitativo radica en su capacidad para captar matices que los números no muestran.

Ejemplos:

  • “Explorar cómo viven el duelo los familiares de pacientes terminales en contextos rurales.”
  • “Analizar los discursos sobre salud mental en TikTok entre jóvenes latinoamericanos.”
  • “Comprender las percepciones de docentes sobre el uso de IA en la enseñanza.”

Ventajas:

  • Permite una mirada más humana, empática y contextual.
  • Se adapta al cambio y a lo inesperado durante el proceso de investigación.
  • Genera conocimiento útil para diseñar intervenciones, políticas o narrativas.

Limitaciones:

  • No se puede generalizar estadísticamente.
  • Requiere habilidades interpretativas, capacidad de escucha y análisis profundo.
  • Puede ser más difícil de sistematizar y justificar ante ciertas instituciones o asesores más “cuantitativos”.
Ilustración sobre estudio cualitativo con elementos representativos como entrevistas, observación y análisis de discurso en investigación académica.
El enfoque cualitativo permite explorar percepciones, emociones y procesos sociales en profundidad.

¿Cuándo conviene usarlo?
Cuando tu proyecto se enfoca en comprender procesos, subjetividades o fenómenos sociales en profundidad. Es excelente para trabajos en antropología, sociología, psicología, comunicación, educación, salud pública y artes, entre otros.

No se trata de que sea “más fácil” que el enfoque cuantitativo, sino que responde a preguntas distintas. Si tu objetivo principal es entender cómo, por qué o qué significa algo para alguien, el camino cualitativo es el adecuado.

🔹 4. ¿Y si no me decido? Estudio mixto o documental

Si estás dudando entre un enfoque cuantitativo o cualitativo, o si tu proyecto toca tanto aspectos medibles como experiencias humanas, quizás el enfoque mixto sea la mejor opción. Este tipo de estudio combina ambos métodos para obtener una visión más completa: puedes, por ejemplo, aplicar encuestas para medir datos generales (cuantitativo) y luego hacer entrevistas para profundizar en las causas o significados (cualitativo).

Ejemplo:

  • “Medir el nivel de estrés en estudiantes universitarios y explorar sus estrategias personales de afrontamiento.”
  • Aquí podrías usar un cuestionario estandarizado para medir niveles de estrés y entrevistas abiertas para entender cómo lo viven.

Ventajas:

  • Mayor riqueza en los resultados.
  • Permite triangular datos para validar hallazgos.
  • Se adapta a problemas complejos.

Desventajas:

  • Más tiempo y recursos requeridos.
  • Mayor exigencia metodológica.
  • No siempre bien visto si no se justifica con claridad.

Por otro lado, si cuentas con poco tiempo, recursos o acceso limitado a participantes, un estudio documental puede ser una excelente alternativa. En lugar de generar datos nuevos, analizas y sistematizas información ya existente: artículos científicos, tesis, documentos oficiales, reportes, archivos históricos o bases de datos abiertas.

Ejemplos:

  • “Análisis documental de políticas públicas sobre salud mental en América Latina.”
  • “Revisión sistemática sobre intervenciones educativas en comunidades indígenas.”

Ventajas:

  • Accesible y menos costoso.
  • Permite abordar grandes temas con solidez.
  • Ideal para revisiones críticas, teóricas o historiográficas.

¿Cuál elegir? Si tienes un objetivo práctico y recursos limitados, el documental puede ser lo ideal. Si tu pregunta requiere varias miradas o niveles de análisis, el mixto puede enriquecer tu estudio.

🔹 5. Herramientas para decidir con ayuda (sin volverte metodólogo)

Elegir el tipo de estudio adecuado no tiene por qué ser una decisión abrumadora. No necesitas convertirte en experto en metodología para tomar una buena decisión: lo que sí necesitas es claridad sobre tu objetivo, tu pregunta de investigación y tus condiciones reales (tiempo, recursos, acceso a datos, acompañamiento). Afortunadamente, existen herramientas sencillas que pueden ayudarte a elegir con más seguridad.

Infografía con checklist para elegir el tipo de estudio en investigación: cuantitativo, cualitativo, mixto o documental, apoyado por inteligencia artificial.
¿No sabes si tu estudio debe ser cuantitativo, cualitativo, mixto o documental? Este esquema visual te guía paso a paso para decidir mejor.

Una opción útil es utilizar checklists que te permitan identificar qué tipo de estudio se alinea con lo que tú quieres lograr. Por ejemplo:

✅ ¿Tu objetivo es medir, comparar o encontrar relaciones entre variables? → Cuantitativo.
✅ ¿Buscas comprender significados, percepciones o procesos sociales? → Cualitativo.
✅ ¿Quieres explorar ambas dimensiones? → Mixto.
✅ ¿Analizas documentos, textos, leyes, artículos previos? → Documental.

Además, puedes apoyarte en la inteligencia artificial con prompts específicos. Algunas sugerencias:

“Tengo una pregunta de investigación sobre el impacto de las redes sociales en la autoestima de adolescentes. ¿Qué tipo de estudio metodológico sería más apropiado y por qué?”

“Sugiéreme un tipo de estudio adecuado para investigar prácticas de autocuidado en enfermeras durante turnos nocturnos.”

Modelos como ChatGPT, Perplexity o Elicit pueden ayudarte a explorar opciones y darte ideas… pero recuerda siempre contrastar con un docente o manual confiable.

Finalmente, un recurso visual muy efectivo es un diagrama de flujo: empieza por tu objetivo (“¿quiero medir?” / “¿quiero explorar?” / “¿quiero analizar documentos?”) y avanza hasta llegar a una sugerencia metodológica. Estos diagramas pueden ayudarte a visualizar con claridad qué ruta te conviene sin perderte entre tecnicismos.

La metodología no es un acertijo indescifrable. Con herramientas simples y una buena dosis de reflexión sobre tu propio proyecto, puedes tomar decisiones sólidas, coherentes… y sin perder la cabeza.

🔸 Cierre / reflexión final

No necesitas ser metodólogo para tomar buenas decisiones metodológicas. Lo importante no es “saberlo todo”, sino tener claro qué necesitas investigar, cómo puedes hacerlo con tus recursos reales, y qué tipo de estudio responde mejor a tu pregunta.

Elegir bien el tipo de estudio desde el inicio no solo te da claridad: te permite diseñar objetivos realistas, definir tu muestra, elegir tus instrumentos y, sobre todo, evitar contradicciones que podrían frenarte más adelante. Es una de esas decisiones que parecen pequeñas, pero que tienen un impacto enorme en todo el proceso.

En el próximo artículo, vamos a dar el siguiente paso: transformar esta elección en un diseño metodológico concreto, defendible y adaptado a tu realidad. Porque sí, puedes tener una metodología sólida… incluso si no amas la metodología.

Dr. Alfonso Carreón-Rodríguez

Médico Cirujano por la Facultad de Medicina de la UNAM, maestro y doctor en ciencias bioquímicas por el Instituto de Biotecnología de la UNAM. Realizó estancias de investigación predoctoral en el Weizmann Institute of Science Rehovot, Israel y posdoctoral en el Massachussetts General Hospital / Harvard Medical School, Boston, MA, USA. Actualmente es Investigador del Laboratorio de Genética y Biomarcadores del Centro de Salud Poblacional del Instituto Nacional de Salud Pública y Profesor de las Unidades Didácticas "Bases Bioquímicas y Fisiológicas de la Nutrición en Salud Pública" y "Metodología de la Investigación" de la Maestría en Ciencias en Nutrición Poblacional de la Escuela de Salud Pública de México y de las Unidades Didácticas "Lectura y Redacción Científicas" y "Metodología de Investigación en Salud" de la Escuela Internacional de Medicina, Universidad Anáhuac Cancún, México.

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