6. Tu “Protocolo en Construcción”: Empezar aunque no sepas nada

🔸 Introducción

Seguro te han dicho alguna vez que para empezar a escribir tu proyecto necesitas “tener todo claro”. Tema definido, objetivos redactados, metodología precisa… como si la claridad viniera primero y el trabajo después. Pero aquí va una verdad incómoda: si esperas ese momento perfecto, es probable que nunca comiences.

La claridad no es el punto de partida. Es una consecuencia del proceso. Y ese proceso empieza antes de que estés listo/a. Empieza cuando te animas a escribir en borrador, a proponer ideas tentativas, a hacer esquemas que luego vas a tachar, cambiar y volver a escribir.

La buena noticia es que existe una forma de empezar sin tenerlo todo resuelto: crear tu propio “protocolo en construcción”. Una versión provisional, flexible y viva que te permite avanzar, equivocarte… y mejorar sobre la marcha.

En este post te mostraré cómo hacerlo. Sin miedo. Y sin esperar más.

🔹 1. Empezar es más importante que tenerlo todo claro

Uno de los bloqueos más frecuentes al iniciar un proyecto académico es creer que necesitas tener la idea perfecta, la estructura impecable y la metodología totalmente definida antes de escribir una sola palabra. Pero eso no es solo falso: es peligroso. Porque ese mito paraliza.

Estudiante escribiendo en medio de confusión, con burbujas de pensamiento que contienen signos de interrogación, mientras formula una pregunta de investigación.
Escribir no es solo para explicar: también sirve para entenderte a ti mismo.

En realidad, empezar sin tener todo claro es lo normal. Incluso los investigadores más experimentados trabajan a partir de borradores tentativos, de ideas que se afinan en el camino. La investigación es un proceso vivo, y su forma definitiva rara vez aparece en la primera versión. Lo importante no es que todo esté resuelto desde el inicio, sino que empieces a darle forma.

Aquí es donde conviene hacer una distinción importante: no estás escribiendo para entregar, estás escribiendo para pensar. El primer borrador de tu protocolo no es una declaración final, sino una herramienta de exploración. Cuando escribes tus ideas, aunque estén incompletas o mal formuladas, las haces visibles. Y al verlas en el papel (o en la pantalla), puedes analizarlas, cuestionarlas y mejorarlas.

Este proceso —escribir para pensar— te permite avanzar aunque no tengas certezas. De hecho, muchas veces la claridad aparece mientras escribes, no antes. Pero si no empiezas, esa claridad nunca llegará.

No te frenes esperando el “momento ideal” o el “mapa completo”. Empieza con lo que tienes: un párrafo suelto, una pregunta confusa, un esquema mal dibujado. Todo sirve si te mueve hacia adelante. La primera versión de tu protocolo será imperfecta… pero será un punto de partida. Y eso es muchísimo más valioso que quedarte esperando una perfección que nunca llega.

🔹 2. ¿Qué es un “protocolo en construcción”?

Persona escribiendo en una hoja titulada “Protocolo en construcción” rodeada de papeles tachados, post-its, marcadores y esquemas en borrador.
No estás haciendo un documento perfecto: estás diseñando un espacio donde pensar en voz alta.

Un “protocolo en construcción” es justo lo que su nombre sugiere: una versión inicial, incompleta y perfectamente imperfecta de tu proyecto de tesis. No es el documento que entregarás al final. No es la versión pulida, académicamente impecable, con todas las citas en su lugar. Es, más bien, un espacio de trabajo donde tus ideas pueden comenzar a tomar forma.

Imagina un taller de diseño, con borradores por todos lados, papeles con tachones, esquemas a medio hacer, flechas conectando conceptos. Así debe verse tu protocolo en esta etapa: una maqueta viva de lo que podrías construir más adelante con más solidez. Lo importante es que te permite ver lo que estás pensando, y desde ahí empezar a ordenar.

Este documento provisional no exige perfección. Exige movimiento. Puedes escribir un objetivo tentativo, aunque aún no esté completamente bien formulado. Puedes anotar dos o tres preguntas posibles, incluso si parecen redundantes. Puedes crear una estructura básica con secciones como “introducción”, “problema”, “justificación”, y dejar algunas en blanco. No estás fallando: estás pensando en voz alta, por escrito.

El “protocolo en construcción” te libera del miedo al error, porque no se trata de tener todo resuelto, sino de abrir el espacio para explorar. Además, es editable. Puedes volver a él cada semana, cada día, y ajustar, corregir, eliminar o profundizar. Ese dinamismo es lo que lo hace tan útil.

Adoptar esta forma de trabajo es un cambio de mentalidad: no se trata de tener un “plan maestro” desde el inicio, sino de construir ese plan a medida que caminas. Y cuanto antes empieces a escribir tu versión en construcción, antes empezarás a comprender qué quieres hacer… y cómo.

🔹 3. ¿Qué puede contener tu primer borrador?

Una duda frecuente al iniciar un “protocolo en construcción” es: ¿qué tanto debo incluir si todavía no sé casi nada? La respuesta es: lo suficiente para comenzar a organizar tus ideas, sin necesidad de que nada sea definitivo. Este primer borrador no será evaluado ni calificado. Es solo para ti. Un mapa tentativo que te ayudará a ganar claridad paso a paso.

Estudiante escribiendo un borrador dividido en secciones como título, objetivo, pregunta, justificación y referencias, algunas completas y otras en blanco.
Lo que escribas hoy no tiene que ser definitivo, solo tiene que ayudarte a avanzar.

Aquí algunos elementos que puedes incluir:

  • 📌 Título tentativo: No tiene que ser perfecto. Basta con una frase que exprese de forma general tu tema. Puede cambiar muchas veces, y está bien.
  • 🎯 Objetivo general provisional: Escribe en una oración lo que te gustaría lograr. Aunque no suene académico aún, ponlo en tus propias palabras: “Quiero entender cómo X afecta a Y”.
  • ❓ Pregunta de investigación tentativa: Intenta formular una pregunta central, incluso si todavía está muy abierta. La iremos afinando más adelante.
  • 🧭 Lista de temas relacionados: Haz una lista con palabras clave, conceptos o áreas afines. Esto te servirá como brújula para buscar fuentes y organizar tu marco teórico.
  • 💬 Breve justificación personal: ¿Por qué te interesa este tema? ¿Qué te conecta con él? Anotar esto desde el inicio te ayudará a mantener la motivación cuando el camino se vuelva difícil.
  • 📚 Fuentes iniciales o posibles referencias: Crea una pequeña lista con autores, artículos, libros o sitios que ya conoces o que piensas revisar. No importa si no has leído nada aún.
  • 📅 Un cronograma intuitivo: Dibuja un esquema general del tiempo que tienes disponible. No necesitas fechas exactas, solo una idea de qué quieres lograr mes a mes.

Este primer borrador es un punto de partida. Con el tiempo, se volverá más sólido. Pero hoy, lo más importante es empezar a escribirlo.

🔹 4. Herramientas para empezar sin saber mucho

Cuando sientes que no sabes por dónde comenzar, lo mejor no es esperar “saber más”, sino apoyarte en herramientas que te ayuden a pensar en voz alta, organizarte y ganar confianza. No necesitas tenerlo todo resuelto para empezar a usar estas herramientas: están justamente para acompañarte desde la niebla.

Estudiante rodeado de herramientas digitales como IA, mapas mentales y plataformas de organización mientras trabaja en su proyecto.
Las herramientas no resuelven por ti, pero sí te ayudan a pensar, ordenar y avanzar.
  • 🧠 Mapas mentales y conceptuales
    Ideal para liberar ideas y detectar conexiones. Empieza con una palabra clave en el centro (como “ansiedad”, “redes sociales”, “deserción escolar”) y deja que otras ramas surjan: causas, consecuencias, enfoques posibles, disciplinas relacionadas. Puedes hacerlos en papel o usar herramientas como MindMeister, Coggle o XMind.
  • 🤖 Prompts con IA para explorar ideas y estructura
    Herramientas como ChatGPT, Perplexity o Elicit pueden ayudarte a:
    • Generar listas de temas posibles según tu carrera.
    • Comparar enfoques metodológicos.
    • Sugerir títulos tentativos o mapas temáticos.
    Solo necesitas aprender a dar buenas indicaciones (“prompts”). Ejemplo: “Sugiere cinco posibles temas de tesis sobre violencia escolar en secundaria desde un enfoque cualitativo”.
  • 👥 Documentos compartidos para recibir retroalimentación
    Desde el primer borrador, puedes trabajar en Google Docs, Notion o Dropbox Paper, para compartir tu texto con docentes, compañeros o asesores. La retroalimentación externa puede ayudarte a detectar cosas que tú no ves por estar demasiado cerca del texto.
  • 📚 Aplicaciones para organizar sin perderte
    Herramientas como Notion, Obsidian, Google Keep, o incluso Trello, te permiten ordenar tus ideas, registrar tus avances, guardar referencias y mantener a la vista tu cronograma. No necesitas dominarlas a la perfección. Usa la que te resulte más intuitiva.

Lo esencial es entender que no tienes que “empezar solo/a ni en blanco”. Estas herramientas son tus aliadas para avanzar incluso cuando no tienes todo claro.

🔹 5. ¿Qué hacer con los huecos y dudas?

Uno de los errores más comunes al comenzar un proyecto académico es pensar que los huecos y dudas deben ocultarse. Como si mostrar que “aún no sabes algo” fuera un signo de incompetencia. Pero es exactamente al revés: los huecos no son fallas, son brújulas. Te indican lo que necesitas investigar, afinar, aprender o discutir.

Persona subrayando con marcador notas como “Aquí investigar más” en una hoja con observaciones manuscritas sobre su proyecto académico.
Tus huecos no son errores: son señales de por dónde seguir pensando y aprendiendo.

Cuando estés escribiendo tu “protocolo en construcción” y te encuentres con una parte que no sabes cómo desarrollar —porque no conoces el marco teórico, no dominas la técnica, o no tienes suficientes datos— ¡anótalo!. No lo borres, no lo tapes, no lo ignores. Escribe algo como:

  • “Aquí necesito investigar más sobre tal autor”
  • “No estoy seguro si esta metodología aplica”
  • “Falta justificación del enfoque cualitativo”

Esto no te debilita. Al contrario: te convierte en alguien consciente de su propio proceso de aprendizaje. Y eso es más valioso que aparentar una seguridad que no tienes. Cuando después releas tu borrador, esas notas te recordarán exactamente qué sigue, dónde buscar y qué preguntar a tu tutor/a.

Aceptar esos huecos es parte del método. Ninguna tesis nace completa. Todas se escriben en etapas, con dudas entre cada línea. Lo que hoy te parece confuso, mañana puede volverse claro… si dejas el espacio para que eso ocurra.

Piensa en tu proyecto como una construcción en obra: hay planos provisionales, estructuras que se ajustan, áreas aún sin terminar. No se trata de esconder el caos, sino de entenderlo como parte del orden que estás creando.

En resumen: no borres lo que no sabes. Subráyalo, nómbralo, acéptalo. Porque allí mismo está el inicio de tu verdadero aprendizaje.

🔸 Cierre / reflexión final

Persona caminando por un sendero al amanecer con carpeta “Protocolo en construcción” y hojas marcadas como borrador, tachado y nuevo intento.
Cada paso escrito, por tentativo que sea, convierte tu idea en algo real.

Tu protocolo no tiene que nacer terminado. Se construye paso a paso, borrador a borrador, entre dudas, tachones, avances y replanteamientos. Eso no es un error del proceso… es el proceso mismo.

La clave no está en saberlo todo, sino en atreverte a comenzar con lo que tienes hoy: una idea vaga, una intuición, una pregunta a medio formular. Porque una vez que empiezas, dejas de estar estancado/a en la idea del proyecto y pasas a tener algo real —aunque aún incompleto— sobre lo cual trabajar.

Recuerda: el acto de empezar ya es una victoria. Es una declaración de intención, un primer paso hacia la claridad. A partir de ahí, cada avance —por pequeño que sea— construye tu camino.

En el siguiente artículo te acompañaré a dar ese siguiente paso: cómo delimitar tu tema y transformar tus ideas iniciales en preguntas concretas de investigación.

¡Vamos! Ya estás en marcha.


🔗 ¿Estás siguiendo la serie paso a paso?
Navega la serie en orden para aprovecharla mejor:

⬅️ 5. No tengo idea de qué hacer… ¿Cómo elijo un tema de tesis?
➡️ 7. De intereses vagos a preguntas claras > tu problema de investigación

💬 ¿Ya te animaste a empezar tu protocolo (aunque no esté perfecto)?

📝 Comparte en los comentarios cómo ha sido tu experiencia: si este enfoque te ayudó a desbloquearte, si ya estás escribiendo algo tentativo o si todavía te cuesta dar el primer paso. Este espacio es para compartir, acompañarnos y avanzar sin juicio.

✏️ Deja tu comentario abajo y sigamos escribiendo, paso a paso.

Dr. Alfonso Carreón-Rodríguez

Médico Cirujano por la Facultad de Medicina de la UNAM, maestro y doctor en ciencias bioquímicas por el Instituto de Biotecnología de la UNAM. Realizó estancias de investigación predoctoral en el Weizmann Institute of Science Rehovot, Israel y posdoctoral en el Massachussetts General Hospital / Harvard Medical School, Boston, MA, USA. Actualmente es Investigador del Laboratorio de Genética y Biomarcadores del Centro de Salud Poblacional del Instituto Nacional de Salud Pública y Profesor de las Unidades Didácticas "Bases Bioquímicas y Fisiológicas de la Nutrición en Salud Pública" y "Metodología de la Investigación" de la Maestría en Ciencias en Nutrición Poblacional de la Escuela de Salud Pública de México y de las Unidades Didácticas "Lectura y Redacción Científicas" y "Metodología de Investigación en Salud" de la Escuela Internacional de Medicina, Universidad Anáhuac Cancún, México.

También te podría gustar...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *