5. No tengo idea de qué hacer… ¿Cómo elijo un tema de tesis?

🔸 Introducción

Elegir el tema de tesis puede parecer la decisión más abrumadora de todo el proceso. Algunas personas sienten que “todo les interesa”, pero nada lo suficiente. Otras sienten que “nada les interesa”, pero igual tienen que elegir algo. Y en medio de eso, aparecen el miedo a equivocarse, la presión por elegir “algo útil”, y esa ansiedad constante de no estar avanzando mientras el reloj académico sigue corriendo.

La elección del tema no es solo una cuestión técnica, sino profundamente emocional. Muchas veces lo que bloquea no es la falta de ideas, sino la inseguridad, el perfeccionismo o la necesidad de complacer expectativas ajenas.

En este artículo te propongo una guía clara y realista para desbloquear esa elección, conectarte con tus propios intereses y comprometerte con un tema que sea viable, significativo… y que realmente te mueva.

🔹 1. Lo que NO debe ser tu tema

Antes de pensar en cuál debe ser tu tema, conviene tener claro qué tipo de temas deberías evitar. Y no se trata de una lista prohibitiva, sino de ayudarte a identificar algunas trampas comunes que hacen que muchas tesis se vuelvan inmanejables, frustrantes o incluso imposibles de terminar.

Estudiante observando una nota en blanco con lupa, mientras varios temas tachados flotan en el fondo como opciones descartadas.
Elegir bien es enfocar con sentido, no impresionar con perfección.

Primero, tu tema no tiene que ser “el mejor del mundo”. La presión por elegir algo brillante, original, impactante y revolucionario puede paralizarte desde el inicio. Esa expectativa irreal no solo es innecesaria, sino que puede hacerte perder de vista lo que en verdad importa: que sea un tema viable, bien delimitado y con sentido para ti. En especial si estás en licenciatura o maestría, el objetivo no es transformar la disciplina, sino demostrar que puedes investigar con método y rigor.

Tampoco debe ser el tema “de moda” solo porque otros lo están haciendo. Si no te interesa genuinamente, si no te conecta emocional o intelectualmente, el entusiasmo se va a evaporar en las primeras semanas. Lo mismo aplica para los temas que eliges para complacer a alguien más: tu tutor, tu familia, tu jefe, la institución. Una tesis necesita compromiso real, y eso solo ocurre cuando el tema te mueve a ti.

Y atención: cuidado con los temas demasiado amplios, vagos o abstractos. “La educación en México”, “la salud mental en los jóvenes” o “el cambio climático” suenan importantes… pero son demasiado grandes para una tesis. Cuanto más amplio es el tema, más difícil es avanzar con claridad. El arte de elegir bien es saber recortar, enfocar, delimitar.

La buena noticia es que no necesitas empezar con una idea perfecta. Solo necesitas evitar los errores más comunes… y empezar con algo que sea tuyo.

🔹 2. ¿Qué te interesa de verdad (aunque no sea perfecto o “académico”)?

Estudiante escribiendo “5 cosas que me interesan” mientras lo rodean burbujas con símbolos de intereses personales como un corazón, una lupa, una televisión y un tambor.
Lo que te mueve, aunque no sea “académico”, puede ser el inicio de una gran idea.

Uno de los errores más frecuentes al elegir tema es pensar que tiene que sonar “académico”, complejo o técnico desde el inicio. Pero los mejores temas muchas veces no nacen de un libro de metodología, sino de ti: de tus inquietudes, experiencias, gustos personales o incluso de una pregunta que te ha rondado durante años.

¿Recuerdas ese curso que te marcó? ¿Esa conversación que te dejó pensando? ¿Ese problema que has visto una y otra vez en tu entorno? Muchas veces ahí está la semilla de un buen tema. Lo importante no es que esté completamente formulado desde el principio, sino que despierte tu curiosidad.

Hazte preguntas como:

  • ¿Qué me ha causado molestia, interés o sorpresa últimamente?
  • ¿Qué tema podría leer durante horas sin aburrirme?
  • ¿Qué problema quisiera entender mejor, aunque no sepa aún cómo resolverlo?
  • ¿Sobre qué tema suelo opinar o debatir con ganas?

Este tipo de preguntas abre el panorama más allá de lo académico. Recuerda: lo importante no es si tu tema es “sofisticado”, sino si tiene sentido para ti. Desde ahí, luego lo puedes traducir a un lenguaje académico. Pero primero debe haber conexión.

💡 Ejercicio breve: “5 temas que me gustaría explorar si pudiera elegir con libertad” (sugerencia: haz este ejercicio ahora antes de continuar)

No importa si son temas “raros”, personales o poco convencionales. Es un borrador emocional. Luego afinaremos el enfoque, pero por ahora, lo que importa es que empieces a nombrar lo que realmente te interesa, no lo que crees que “deberías hacer”.

Elegir un tema es un acto de honestidad. Empieza por ti.

🔹 3. Cómo convertir un interés en un tema académico

Una vez que identificas lo que te interesa de verdad, el siguiente paso es bajar esa idea al terreno académico. Aquí es donde muchos se quedan atascados: tienen una intuición, una preocupación, una idea potente… pero no saben cómo transformarla en un tema viable para una tesis. La clave está en delimitar, concretar y hacerla realizable.

Por ejemplo, si te interesa la ansiedad en estudiantes, no empieces con “La salud mental en los jóvenes universitarios en Latinoamérica”. Eso es muy amplio. Puedes recortarlo así: “¿Cómo influye el uso de redes sociales en los niveles de ansiedad de estudiantes de medicina en la UNAM durante el último año de carrera?” Ahora tienes un grupo, un contexto, un fenómeno y una dirección.

Una buena forma de avanzar es formulando una pregunta guía inicial, aunque sea provisional. Algo como:

  • ¿Qué relación hay entre…?
  • ¿Cómo afecta…?
  • ¿Qué impacto tiene…?
    No necesitas una hipótesis todavía. Solo una pregunta que oriente tu exploración.
Estudiante transformando una idea general en una pregunta clara de investigación, con lápiz en mano y herramientas de trabajo académico sobre el escritorio.
Delimitar no es limitar: es convertir tu intuición en una dirección concreta.

Si te bloqueas, busca inspiración:

  • 📚 Revisa tesis anteriores de tu facultad: muchas están disponibles en línea.
  • 🔍 Usa Google Scholar, Scielo, PubMed o bases específicas de tu área.
  • 🧭 Explora foros, blogs académicos o comunidades de estudiantes. A veces una conversación te da una idea brillante.
  • 🗂️ Consulta documentos de políticas públicas, informes o noticias especializadas: son fuentes actuales con problemas concretos.

Y sobre todo: no te detengas buscando la “idea perfecta”. Esa idea se va construyendo conforme avanzas. Lo importante es empezar con una dirección clara, aunque después ajustes el rumbo.

La tesis no es un monumento a tu genialidad. Es una oportunidad para explorar con método algo que te importa.

🔹 4. ¿Qué hace que un tema sea viable?

Una cosa es que un tema te interese, y otra muy distinta es que sea viable para desarrollarlo en tu proyecto final. La viabilidad no le quita valor a tu idea; al contrario, te permite llevarla a buen puerto sin agotarte ni frustrarte en el intento. Para saber si un tema es viable, necesitas hacerte algunas preguntas clave desde el inicio.

¿Tienes acceso a información y fuentes confiables?
Un tema puede ser fascinante, pero si no hay suficiente bibliografía, datos o estudios previos que lo sustenten, vas a tener problemas. No necesitas toneladas de material, pero sí una base mínima para contextualizar, justificar y construir tu marco teórico. Haz una búsqueda rápida en Google Scholar o en bases académicas: si no aparece casi nada, quizá debas ajustar tu enfoque.

Joven reflexionando frente a una balanza que compara ideas inalcanzables con elementos concretos como llaves, calendario y libros.
Una buena elección no solo interesa: también se puede hacer con lo que tienes hoy.

¿Tienes tiempo y recursos para llevarlo a cabo?
Si tu tema implica entrevistas en otro país, o necesitas comprar software especializado que no puedes costear, es probable que el entusiasmo inicial no alcance. Sé realista con tu tiempo, tu acceso a materiales y tu contexto personal. Un tema realizable vale más que una idea brillante imposible de ejecutar.

¿Hay alguien que pueda acompañarte en el camino?
Antes de comprometerte, pregúntate si hay docentes o tutores que puedan orientarte en esa línea temática. Un buen acompañamiento puede marcar la diferencia entre avanzar con confianza o estancarte por falta de guía. No necesitas al mayor experto del mundo, pero sí alguien dispuesto a orientarte con honestidad.

¿Puedes intervenir o investigar en ese campo de forma realista?
Piensa en el acceso al lugar, personas o procesos que necesitas para tu estudio. ¿Podrás obtener permisos? ¿Tienes cercanía con ese entorno? Viabilidad significa equilibrio entre lo que sueñas… y lo que realmente puedes hacer.

🔹 5. ¿Y si no tengo NINGUNA idea aún?

No te preocupes, no tener ni una sola idea clara al principio es más común de lo que crees. No significa que no seas capaz, ni que te falte creatividad, ni que estés “muy atrasado”. Simplemente, estás en un momento de bloqueo… y eso tiene solución. Lo importante es no quedarte congelado frente a la hoja en blanco.

Primero: acepta el bloqueo sin culpa. No eres la única persona que se ha sentido así, y no es una señal de fracaso. Muchas veces, la presión por “encontrar YA el tema perfecto” paraliza más que la falta de ideas. La buena noticia es que las ideas no se esperan… se provocan.

Estudiante pensativo frente a una hoja en blanco, con burbujas de ideas emergentes como IA, lluvia de ideas, bombilla y mapa mental.
Las ideas no llegan por arte de magia: se buscan, se exploran, se encienden.

Aquí algunas estrategias para empezar a destrabar tu pensamiento:

  • 🧠 Mapas mentales: escribe en el centro “cosas que me interesan” y deja que las ideas fluyan, sin filtrar ni juzgar. Luego explora conexiones: ¿hay algo ahí que podría convertirse en pregunta?
  • 💬 Usa IA de forma creativa: puedes pedirle a herramientas como ChatGPT o Perplexity que te den ejemplos de temas en tu campo, que comparen enfoques o que generen listas de ideas con base en tus intereses generales.
  • Lluvia de ideas dirigida: pon un temporizador de 5 minutos y escribe todos los temas o palabras que se te ocurran sin parar. Después, revisa lo que escribiste y subraya lo que más te llama la atención.

Y si nada de eso funciona, habla con otras personas. Pregunta a compañeros, docentes, colegas o incluso familiares qué creen que podrías investigar. No para que decidan por ti, sino para escuchar otras perspectivas. A veces, alguien te recuerda algo que tú habías olvidado que te apasionaba.

Recuerda: el tema no aparece, se construye. Y todo comienza con una pequeña chispa.

🔸 Cierre / reflexión final

Joven avanzando por un sendero con una carpeta que dice “Mi tema”, mientras deja atrás hojas tachadas y camina con decisión hacia un nuevo rumbo.
Un tema posible es mejor que una idea brillante que nunca empieza.

No necesitas un tema perfecto. Necesitas un tema posible. Uno que te interese lo suficiente como para comprometerte, trabajar en él con constancia y, sobre todo, crecer durante el proceso. Lo “perfecto” muchas veces es una excusa para no decidir. Lo “posible” es lo que abre el camino.

Elegir un tema no es un trámite menor. Es tu primer acto de autoría dentro del proyecto final. Es el momento en que dejas de ser solo estudiante que “cumple” y empiezas a construir tu voz como alguien que piensa, que investiga, que tiene algo que decir.

No estás solo/a. Elegir tema puede ser difícil, pero no imposible. Y recuerda: no lo estás tallando en piedra. Lo que importa ahora es elegir algo que te dé dirección. Luego lo puliremos, lo delimitaremos, lo haremos viable y claro.

¿Listo/a para el siguiente paso? ¡Vamos juntos! Te acompaño en la próxima entrega: cómo delimitar tu tema y convertirlo en una pregunta potente.


🔗 ¿Estás siguiendo la serie paso a paso?
Navega la serie en orden para aprovecharla mejor:

⬅️ 4. ¿Por qué este no es solo otro manual de metodología?
➡️ 6. Tu “Protocolo en Construcción”: Empezar aunque no sepas nada

💬 ¿Estás en plena búsqueda de tema o ya encontraste una idea posible?

🔍 Cuéntame en los comentarios si este post te ayudó a destrabar algo, si alguna parte resonó contigo o si ya estás más cerca de elegir un tema que sea tuyo, posible y con sentido.

✏️ Deja tu comentario abajo y sigamos avanzando paso a paso. Esto apenas empieza.

Dr. Alfonso Carreón-Rodríguez

Médico Cirujano por la Facultad de Medicina de la UNAM, maestro y doctor en ciencias bioquímicas por el Instituto de Biotecnología de la UNAM. Realizó estancias de investigación predoctoral en el Weizmann Institute of Science Rehovot, Israel y posdoctoral en el Massachussetts General Hospital / Harvard Medical School, Boston, MA, USA. Actualmente es Investigador del Laboratorio de Genética y Biomarcadores del Centro de Salud Poblacional del Instituto Nacional de Salud Pública y Profesor de las Unidades Didácticas "Bases Bioquímicas y Fisiológicas de la Nutrición en Salud Pública" y "Metodología de la Investigación" de la Maestría en Ciencias en Nutrición Poblacional de la Escuela de Salud Pública de México y de las Unidades Didácticas "Lectura y Redacción Científicas" y "Metodología de Investigación en Salud" de la Escuela Internacional de Medicina, Universidad Anáhuac Cancún, México.

También te podría gustar...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *