16. Definir población, muestra e instrumentos
🔸 Introducción
Llegó el momento de bajar tu proyecto al terreno: ya sabes qué quieres investigar, por qué es relevante, y cómo lo vas a enfocar… pero ahora necesitas responder tres preguntas clave: ¿a quién vas a estudiar?, ¿cuántas personas necesitas?, ¿y con qué herramientas vas a recolectar los datos?
Para muchos estudiantes, esta parte de la metodología es la más confusa. Algunos la rellenan “como se pueda” para entregar el protocolo, sin comprender realmente qué están proponiendo. Pero definir bien la población, la muestra y los instrumentos no solo da claridad, también le da validez y solidez a tu proyecto.
En este artículo te explico paso a paso, sin tecnicismos innecesarios, cómo tomar estas decisiones de forma lógica, viable y coherente con tus objetivos. Porque no necesitas ser experto en metodología… solo necesitas entender lo que estás haciendo y por qué.
🔹 1. ¿Qué es la población de estudio?
La población de estudio es el conjunto de personas (o elementos) al que se refiere tu investigación. En otras palabras, es el grupo del que quieres obtener información, y sobre el cual buscarás sacar conclusiones. Suena simple, pero definirla correctamente marca la diferencia entre un proyecto claro y uno vago o poco viable.

Un error común es pensar que la población es “todo el mundo que tenga que ver con el tema”. Pero eso la vuelve inabarcable. La clave está en delimitarla con criterios claros y realistas. Por ejemplo, no basta con decir “médicos” o “adolescentes”: debes especificar a qué médicos, de dónde, con qué características, y en qué periodo.
Ejemplos concretos:
- “Estudiantes de Medicina de 5° semestre inscritos en la Universidad X en el ciclo 2024-2.”
- “Mujeres embarazadas entre 20 y 35 años que acuden al Centro de Salud Y durante el primer trimestre del 2025.”
- “Docentes de secundaria que imparten Biología en escuelas públicas de la Ciudad Z.”
Para delimitar tu población, puedes usar varios criterios:
- Edad o etapa vital
- Género
- Ubicación geográfica
- Nivel educativo o laboral
- Condiciones específicas (enfermedad, rol, situación)
- Acceso institucional (por ejemplo, que estén en contacto con tu universidad o centro)
Una población bien definida no solo te orienta mejor, también facilita que el comité revisor entienda tu enfoque y lo considere viable. Recuerda: delimitar no es excluir por excluir, es enfocarte para poder investigar de forma clara, ética y realista.
🔹 2. ¿Qué es la muestra y por qué no siempre es “cuanto más, mejor”?
La muestra es el grupo reducido de personas (o casos) que efectivamente vas a estudiar dentro de tu población. En términos simples: la población es a quién te refieres; la muestra es a quién realmente investigas. Y no, no necesitas (ni puedes) estudiar a todos.

¿Por qué no toda la población? Porque en la mayoría de los casos sería poco realista: no tienes tiempo, recursos ni acceso ilimitado. Además, si defines bien tu muestra, puedes obtener resultados útiles y representativos sin necesidad de encuestar o entrevistar a cientos de personas.
🧪 Tipos de muestreo (en lenguaje claro):
- Probabilístico: todos los miembros de la población tienen la misma posibilidad de ser seleccionados. Es ideal cuando quieres generalizar resultados.
- Ej.: sorteo aleatorio entre estudiantes matriculados.
- No probabilístico: eliges según criterios prácticos o teóricos, no al azar.
- Ej.: entrevistas a quienes acepten participar, o a quienes cumplan condiciones específicas.
Este segundo es muy común en tesis o trabajos finales con recursos limitados. Y no es menos válido, si está bien justificado.
📊 ¿Y cuántas personas necesitas?
Depende de:
- El tamaño total de tu población.
- Tu objetivo (¿quieres describir, comparar, explorar?).
- Tus recursos (tiempo, acceso, apoyo).
Herramientas como la calculadora de muestras de Raosoft, Epi Info o incluso IA con prompts claros pueden ayudarte. Pero si tu proyecto es cualitativo o exploratorio, tal vez con 10 entrevistas profundas sea suficiente.
Consejo final: más no siempre es mejor. Lo importante es que tu muestra sea coherente, viable y adecuada para responder tu pregunta. Mejor 15 casos bien trabajados que 200 encuestas mal aplicadas.
🔹 3. ¿Qué es un instrumento de recolección de datos?
Un instrumento de recolección de datos es, en pocas palabras, la herramienta concreta que vas a utilizar para obtener la información que necesitas. Es lo que te conecta con tu muestra para responder tu pregunta de investigación.

📌 Ejemplos comunes de instrumentos:
- Cuantitativo: cuestionarios, encuestas estructuradas, escalas de medición (tipo Likert), rúbricas numéricas, listas de cotejo (checklists).
- Cualitativo: entrevistas semiestructuradas, guías de observación, diarios de campo, análisis documental, mapas conceptuales.
Lo importante es que el instrumento se alinee con tus objetivos y el tipo de estudio que elegiste. Por ejemplo, si tu objetivo es medir niveles de ansiedad, no bastará con una entrevista abierta: necesitarás una escala validada. En cambio, si quieres explorar cómo las personas viven una experiencia, una entrevista profunda o una guía de observación será mucho más útil.
🎯 ¿Cómo elegir el instrumento adecuado?
- Si tu estudio es cuantitativo, elige herramientas estandarizadas que generen datos numéricos.
- Si es cualitativo, opta por formatos abiertos que permitan explorar ideas, significados o emociones.
🧩 ¿Y cómo se diseña un buen instrumento?
- Puedes crear uno desde cero, siguiendo criterios de validez y confiabilidad.
- O puedes adaptar uno ya existente y validado (citando su fuente), ajustándolo a tu contexto y población.
- Es fundamental que cada ítem del instrumento se relacione directamente con tus objetivos y variables.
🛠️ Para diseñarlos puedes apoyarte en plantillas, modelos previos o herramientas digitales (como Google Forms o IA), pero siempre debes justificar su estructura y explicar cómo lo aplicarás.
Un buen instrumento no solo recoge datos: recoge datos útiles, relevantes y éticos para tu investigación.
🔹 4. Herramientas para ayudarte a definir estos elementos
Definir población, muestra e instrumentos puede parecer una tarea compleja, pero hoy existen múltiples herramientas —incluida la inteligencia artificial— que pueden facilitar este proceso sin que tengas que ser metodólogo/a profesional.
🤖 Prompts con IA
Puedes usar herramientas como ChatGPT para ayudarte a delimitar tus elementos metodológicos. Por ejemplo, un prompt útil podría ser:
“Mi pregunta de investigación es sobre los niveles de ansiedad en estudiantes universitarios durante exámenes. Sugiere una población, una muestra viable y un instrumento de recolección de datos adecuado para un estudio cuantitativo.”

La IA puede darte propuestas iniciales que tú luego ajustarás con base en tu contexto, ética y disponibilidad real. No te dará la respuesta definitiva, pero puede ayudarte a pensar y explorar opciones más rápido.
📊 Calculadoras de tamaño de muestra
Si ya sabes cuál es tu población y decides hacer un estudio cuantitativo, puedes usar herramientas gratuitas como:
- Raosoft Sample Size Calculator
- OpenEpi
Estas calculadoras te pedirán datos como el tamaño total de tu población, el margen de error aceptable y el nivel de confianza. Aunque no reemplazan el criterio estadístico profesional, te ofrecen una base para estimar con realismo cuántas personas necesitas incluir.
📂 Repositorios de instrumentos ya validados
También puedes explorar instrumentos existentes en:
- INEGI (encuestas sociodemográficas validadas en México)
- RedCap (base de datos colaborativa en salud e investigación)
- Google Forms Templates (para explorar modelos básicos que puedes adaptar)
📌 Consejo clave: no inventes desde cero si ya existe algo útil, pero asegúrate de adaptar, justificar y citar correctamente lo que tomes.
Con las herramientas adecuadas, delimitar tu metodología deja de ser intimidante… y se vuelve una parte estratégica del proyecto.
🔹 5. Errores comunes que debes evitar
En esta etapa metodológica, muchos estudiantes cometen errores que pueden poner en riesgo la coherencia y la validez de todo su proyecto. Aquí te resumo los más frecuentes (y cómo evitarlos).
🚫 Poblaciones mal definidas
Una de las trampas más comunes es usar términos vagos como “jóvenes”, “la comunidad” o “usuarios de redes sociales”. ¿Qué edad tienen esos jóvenes? ¿Qué comunidad? ¿Qué red social y en qué país? Una población mal definida impide que otros entiendan a quién te estás refiriendo y, lo peor, que tú mismo/a puedas delimitar tu muestra y diseñar instrumentos adecuados. Define tu población con criterios claros: edad, género, ocupación, institución, ubicación geográfica, condición específica, etc.
📉 Muestras demasiado pequeñas o sin justificación
“No pude aplicar más encuestas” no es un argumento válido. Toda muestra debe estar justificada: por cálculos estadísticos (si es cuantitativo), por saturación de datos (si es cualitativo), o al menos por criterios de factibilidad realistas. Si tu muestra es pequeña, explícalo y limita el alcance de tus conclusiones.
🛠️ Usar instrumentos sin adaptar ni comprender
Muchos estudiantes descargan cuestionarios o entrevistas de internet sin adaptarlos a su contexto ni verificar si están validados. Incluso si el instrumento es confiable, debes saber interpretarlo, adaptarlo a tu tema y objetivos, y justificar su uso. Copiar sin criterio puede invalidar tus resultados.
❓ No explicar cómo se aplicará el instrumento
Tu protocolo debe indicar claramente si tu encuesta será en línea o presencial, cuánto tiempo tomará, cómo se aplicará, si tendrá prueba piloto, y cómo aseguras la comprensión y la ética en la aplicación.
✅ Conclusión: No es necesario ser experto en metodología, pero sí es clave ser claro, coherente y consciente de los errores comunes para evitarlos a tiempo.
🔸 Cierre / reflexión final
Muchas veces se piensa que definir la población, la muestra y los instrumentos es solo un trámite más del protocolo… pero en realidad, es lo que convierte tu proyecto en algo realizable, defendible y valioso. No basta con tener una buena idea: necesitas saber a quién vas a investigar, cómo lo harás y con qué herramientas.
Hacer esta parte con claridad desde el principio te ahorrará muchos dolores de cabeza más adelante: problemas con el comité de ética, resultados inservibles, datos mal recogidos o interpretaciones erróneas. Una buena metodología no es opcional, es la base de tu credibilidad como investigador/a.
Y no estás solo/a. Hoy existen recursos, ejemplos, herramientas digitales e incluso inteligencia artificial que pueden ayudarte a definir todos estos elementos sin complicarte la vida.
En el siguiente artículo de esta serie te mostraré cómo transformar todo lo que ya has avanzado en un cronograma claro, realista y flexible que te permita avanzar sin sentirte abrumado/a.
¡Seguimos construyendo paso a paso!
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