12. Marco teórico sin morir en el intento

🔸 Introducción

Cuando escuchas la frase “marco teórico”, ¿piensas en algo aburrido, largo o confuso? No estás solo. A muchos estudiantes les dicen que debe ser la parte más extensa de la tesis o que es “lo más difícil”… y eso solo genera más miedo. Pero el problema no es el marco teórico en sí, sino no entender para qué sirve realmente.

El marco teórico no es un simple listado de definiciones ni una acumulación de autores “porque así lo piden”. Es una herramienta que te ayuda a pensar, justificar tu estudio y construir tu propio enfoque. Y si sabes cómo abordarlo paso a paso, puede volverse no solo manejable… sino hasta interesante.

En este artículo te explico con claridad qué es (y qué no es) un marco teórico, cómo evitar copiar-pegar, y cómo construir uno sólido, útil y con sentido para tu proyecto final.

🔹 1. ¿Qué es (y qué no es) un marco teórico?

El marco teórico es, en esencia, la base conceptual que sostiene tu investigación. Es como el andamiaje que mantiene en pie tu problema de estudio, tus preguntas, tus objetivos y tu metodología. Pero para entenderlo bien, lo primero es aclarar qué no es.

Un marco teórico no es una lista de definiciones sueltas sacadas de libros o artículos. Tampoco es una acumulación de citas solo “porque hay que poner autores”. Mucho menos es una parte que se llena para cumplir con el requisito de que la tesis tenga muchas páginas. Es más bien un mapa de ideas organizadas que te permite explicar desde qué perspectiva vas a abordar tu tema.

Cuando construyes un marco teórico, no estás repitiendo lo que otros han dicho, sino eligiendo activamente las teorías, conceptos y enfoques que te ayudarán a interpretar tu objeto de estudio. Por ejemplo, si investigas sobre el abandono escolar, puedes analizarlo desde una perspectiva psicológica, sociológica o pedagógica. El marco teórico es el lugar donde defines ese enfoque y justificas por qué lo elegiste.

Ilustración comparativa de lo que sí y no debe incluir un marco teórico, con estudiante analizando conceptos organizados frente a ideas tachadas.
Representación gráfica de un marco teórico bien construido frente a errores comunes como copiar citas o acumular definiciones sin sentido.

Además, un buen marco teórico delimita tu campo de visión. Si no lo construyes, corres el riesgo de intentar abarcarlo todo, confundirte o caer en vaguedades. Con él, tienes una brújula que te orienta: sabes qué autores consultar, qué preguntas hacerte, qué conceptos son clave y cuáles no son tan relevantes para tu caso.

En resumen: el marco teórico es una herramienta para pensar y argumentar. No se trata de copiar, sino de construir. Y mientras más clara tengas la función que cumple, más fácil será escribirlo de forma coherente, conectada y útil para tu investigación.

🔹 2. ¿Para qué sirve realmente el marco teórico?

El marco teórico no es solo un adorno académico, ni una “parte obligatoria” de la tesis que hay que llenar con citas. Es, en realidad, una de las herramientas más potentes que tienes como investigador/a para pensar con claridad y argumentar con solidez.

En primer lugar, sirve para aclarar los conceptos clave de tu proyecto: ¿Qué entiendes por “bienestar emocional”? ¿Qué significa “acceso a la salud” en tu contexto? ¿Qué implica hablar de “educación inclusiva” o de “cambio climático” desde una perspectiva sociopolítica? En la vida cotidiana usamos palabras que parecen obvias, pero en la investigación todo debe ser definido con precisión. El marco teórico te obliga a hacerlo.

En segundo lugar, te ubica dentro de un campo de conocimiento. Al elegir ciertas teorías o enfoques, estás diciendo: “mi trabajo se inscribe dentro de este diálogo académico”. No estás hablando en el vacío, sino conversando con otros investigadores que han trabajado temas similares, y a quienes debes reconocer y situar.

Investigador/a frente a un mapa conceptual que ilustra para qué sirve el marco teórico, con etiquetas clave conectadas.
Representación del marco teórico como brújula académica para definir conceptos, dialogar con otros autores y orientar tu investigación.

También demuestra que conoces el estado del arte, es decir, que sabes qué se ha dicho, qué se ha hecho y qué falta por explorar. Esto es clave para justificar por qué tu estudio es pertinente. Si no tienes un marco teórico sólido, puede parecer que tu investigación ya fue hecha o que no tiene fundamentos.

Por último, el marco teórico te ayuda a delimitar tu pregunta de investigación, tus objetivos y hasta tus hipótesis. Al explorar teorías y antecedentes, empiezas a identificar vacíos, tensiones, posibles explicaciones… y eso te lleva a afinar lo que vas a investigar y cómo lo vas a hacer.

En resumen: un buen marco teórico no solo informa, también transforma tu mirada.

🔹 3. ¿Qué debe incluir (y cómo organizarlo)?

El marco teórico es como el andamiaje invisible que sostiene tu trabajo: no se ve en los resultados finales, pero sin él todo se tambalea. Para construirlo bien, necesitas saber qué incluir y cómo organizarlo de manera clara y coherente.

Primero, incluye los conceptos clave que vas a utilizar a lo largo de tu trabajo. No se trata de definirlos como en un diccionario, sino de explicar cómo los entiendes , en el contexto específico de tu investigación. Por ejemplo, si vas a hablar de “resiliencia académica” en estudiantes universitarios, no basta con copiar una definición: debes mostrar cómo la vas a aplicar y qué aspectos te interesan.

Segundo, incorpora los enfoques o teorías que sustentan tu análisis. ¿Vas a usar una perspectiva socioconstructivista? ¿Te apoyarás en la teoría del capital social, del aprendizaje situado o del procesamiento cognitivo? Explica brevemente en qué consiste el enfoque, quiénes lo han desarrollado, y cómo se relaciona con tu objeto de estudio.

Tercero, agrega antecedentes relevantes, es decir, investigaciones previas que se relacionen con tu tema. No se trata de hacer una lista interminable, sino de seleccionar estudios clave que te ayuden a construir contexto, identificar vacíos y argumentar por qué tu proyecto es pertinente.

Persona construyendo un andamiaje conceptual con bloques que representan los componentes clave de un marco teórico bien organizado.
Ilustración de los tres pilares del marco teórico: conceptos clave, enfoques teóricos y antecedentes, junto a ejemplos de organización.

¿Y cómo organizar todo eso? Aquí algunas opciones:

  • De lo general a lo específico: empieza con teorías amplias y luego ve afinando al tema particular.
  • Por bloques temáticos: agrupa los contenidos por eje conceptual (por ejemplo: contexto, variables, factores).
  • Por enfoques teóricos: si comparas o cruzas varias perspectivas.
  • Por cronología: si quieres mostrar cómo ha evolucionado el pensamiento sobre el tema.

Elige la estructura que mejor acompañe tu narrativa. Un marco bien organizado es más fácil de leer, de escribir y de defender.

🔹 4. Cómo construirlo paso a paso (sin copiar-pegar)

Construir un marco teórico no es cuestión de acumular citas ni de copiar fragmentos de libros o artículos: es un proceso reflexivo, creativo y muy personal. Sí, parte de lecturas ajenas, pero se convierte en propio cuando filtras esa información desde tu mirada, tu objetivo y tu proyecto.

Paso 1: Leer y seleccionar fuentes clave. No necesitas leer 50 artículos, pero sí elegir con criterio los más relevantes. Busca textos que se relacionen directamente con tus conceptos principales, tu enfoque teórico o investigaciones similares a la tuya.

Paso 2: Tomar notas activas. Evita simplemente subrayar. En lugar de eso, toma apuntes con tus propias palabras. Anota qué entendiste, por qué te sirve, cómo se conecta con tu tema. Esta práctica no solo te ayuda a evitar el plagio, sino que fortalece tu comprensión real.

Paso 3: Usar esquemas o mapas conceptuales. Antes de lanzarte a redactar, organiza lo que has leído. Puedes hacer un esquema temático (por ejes), uno lógico (del problema a los conceptos) o un mapa mental. Estas herramientas visuales te permiten ver conexiones, evitar repeticiones y decidir un orden claro.

Infografía con cinco pasos visuales para construir un marco teórico reflexivo y propio, desde la lectura hasta el uso ético de la IA.
Representación visual de un proceso riguroso y creativo para redactar el marco teórico con comprensión y voz propia.

Paso 4: Redactar con tu voz. Ahora sí, escribe el texto. Explica las ideas, compara autores, destaca acuerdos o contradicciones. No recites citas: integra las ideas en tu narrativa y cita correctamente cuando uses una definición textual o una afirmación específica.

Paso 5: Apóyate en IA (con criterio). Puedes usar herramientas como ChatGPT para ayudarte a ordenar ideas, crear borradores tentativos o sugerencias de estructura. Pero nunca uses la IA para copiar contenido completo ni para reemplazar tu lectura. Recuerda: el marco teórico es tu espacio para demostrar que comprendes lo que otros han dicho… y que sabes pensar por ti mismo.

🔹 5. Errores comunes al hacer el marco teórico

El marco teórico es una de las partes más importantes de tu proyecto… y también una de las más malentendidas. Muchos estudiantes cometen errores que no solo debilitan su trabajo, sino que pueden generar problemas éticos o afectar la coherencia del proyecto. Veamos los errores más frecuentes (y cómo evitarlos):

1. Hacer un catálogo de autores sin conexión ni análisis.
Uno de los errores más comunes es llenar el marco teórico con párrafos sueltos que describen lo que dijo tal autor, luego otro, y después otro… sin hilación entre ellos. Un buen marco no es una lista de citas: es una red de ideas conectadas que dialogan entre sí y contigo.

2. Incluir información irrelevante solo “para que se vea largo”.
La extensión no es sinónimo de calidad. Meter conceptos que no tienen relación directa con tu problema, solo para que el documento se vea más completo, hace que pierda claridad y enfoque. Cada concepto debe estar ahí por una razón: porque lo necesitas para entender tu objeto de estudio.

Ilustración de los errores más frecuentes al construir el marco teórico, como desorden de autores, falta de conexión teórica, exceso de información y errores de citación.
Representación visual de los cuatro errores clave al redactar el marco teórico, para ayudar a identificarlos y corregirlos.

3. No relacionar la teoría con tu problema específico.
Otro error grave es presentar teorías de forma abstracta sin aterrizarlas a tu tema. Tu marco teórico debe responder preguntas como: ¿Cómo me ayuda este autor a entender mi problema? ¿Qué enfoque voy a usar y por qué? Sin esa conexión, la teoría queda flotando y no sirve como soporte real.

4. No citar bien (y caer en plagio involuntario).
Usar palabras o ideas de otros sin citar correctamente es una falta grave, aunque lo hagas sin intención. Aprende a usar estilos como APA, Vancouver o Chicago, y asegúrate de distinguir siempre lo que es tu análisis de lo que pertenece a otro autor.

Evitar estos errores no solo hará tu trabajo más sólido, sino también más auténtico, claro y útil para ti.

🔸 Cierre / reflexión final

Un buen marco teórico no es solo una exigencia académica: es tu brújula intelectual. Te ayuda a entender mejor tu tema, a formular objetivos coherentes y a situarte dentro del campo de conocimiento que estás habitando con tu proyecto. Es la base sobre la que vas a construir tus argumentos, tus análisis y tus conclusiones.

No lo veas como un trámite aburrido o una acumulación de citas. En realidad, puede darte seguridad, claridad y una sensación de progreso real. Cuando lo haces con intención y conexión con tu problema de investigación, todo lo demás comienza a encajar con mayor facilidad.

¿Y lo mejor? No tienes que hacerlo perfecto desde el inicio. Como todo en tu tesis, se construye paso a paso.

En el siguiente artículo aprenderás cómo redactar tus objetivos académicos a partir de todo lo que ya tienes claro: tu tema, tu pregunta y tu marco teórico.

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➡️ 13. ¿Necesitas una hipótesis?

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Dr. Alfonso Carreón-Rodríguez

Médico Cirujano por la Facultad de Medicina de la UNAM, maestro y doctor en ciencias bioquímicas por el Instituto de Biotecnología de la UNAM. Realizó estancias de investigación predoctoral en el Weizmann Institute of Science Rehovot, Israel y posdoctoral en el Massachussetts General Hospital / Harvard Medical School, Boston, MA, USA. Actualmente es Investigador del Laboratorio de Genética y Biomarcadores del Centro de Salud Poblacional del Instituto Nacional de Salud Pública y Profesor de las Unidades Didácticas "Bases Bioquímicas y Fisiológicas de la Nutrición en Salud Pública" y "Metodología de la Investigación" de la Maestría en Ciencias en Nutrición Poblacional de la Escuela de Salud Pública de México y de las Unidades Didácticas "Lectura y Redacción Científicas" y "Metodología de Investigación en Salud" de la Escuela Internacional de Medicina, Universidad Anáhuac Cancún, México.

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