Riesgo Reproductivo y Mortalidad Materna y Perinatal 1

El concepto de riesgo y actividad sexual

Introducción

  • El riesgo como categoría clave en salud pública y medicina preventiva.
  • Importancia del concepto en salud sexual y reproductiva.
  • Relación entre actividad sexual, contexto y exposición a riesgos.

En salud pública y medicina preventiva, el concepto de riesgo es una herramienta central para identificar, evaluar y reducir la probabilidad de que ocurra un evento adverso para la salud. En el ámbito de la salud sexual y reproductiva, comprender el riesgo es fundamental para orientar estrategias de prevención, diagnóstico oportuno y promoción del bienestar integral.

La actividad sexual, aunque es una parte natural de la vida humana, está asociada a distintos niveles de riesgo según el contexto individual y social en el que se desarrolla. Factores como la edad, el número de parejas sexuales, el uso (o no) de métodos de protección, el acceso a información veraz y la presencia de condiciones de vulnerabilidad social o económica pueden incrementar la exposición a infecciones de transmisión sexual, embarazos no planificados y consecuencias emocionales o psicológicas.

Adoptar un enfoque preventivo basado en el análisis de riesgos permite no solo reducir daños potenciales, sino también garantizar que la actividad sexual se ejerza de forma segura, informada y con pleno respeto a los derechos humanos.

Definición del concepto de riesgo en salud

  • Riesgo absoluto, relativo y atribuible.
  • Riesgo biológico vs. riesgo social.
  • Enfoque individual y poblacional del riesgo.

En el ámbito de la salud, el término riesgo se refiere a la probabilidad de que una persona o población experimente un evento adverso en un periodo de tiempo determinado. Este concepto se desglosa en diferentes dimensiones:

  • Riesgo absoluto: probabilidad directa de que ocurra un evento en un grupo o individuo.
  • Riesgo relativo: comparación de la probabilidad entre dos grupos expuestos a diferentes condiciones.
  • Riesgo atribuible: proporción del riesgo que puede explicarse por un factor específico y que, potencialmente, podría eliminarse si ese factor se controla.

En salud sexual y reproductiva, el riesgo puede clasificarse en dos grandes categorías:

  • Riesgo biológico, asociado a factores como exposición a patógenos, susceptibilidad genética o cambios fisiológicos.
  • Riesgo social, vinculado a determinantes como pobreza, desigualdad de género, violencia, acceso limitado a servicios de salud o desinformación.

El análisis del riesgo puede abordarse desde un enfoque individual, que considera las características y comportamientos propios de una persona, o desde un enfoque poblacional, que evalúa patrones, tendencias y determinantes estructurales en grupos más amplios. Esta distinción es clave para diseñar intervenciones efectivas y equitativas.

Actividad sexual y salud

  • Definición de actividad sexual (OMS, CIPD).
  • Comienzo de la vida sexual: factores que influyen.
  • Actividad sexual con/sin penetración: comprensión inclusiva y diversa.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD) definen la actividad sexual como cualquier comportamiento que involucra contacto físico con intención erótica o sexual, incluyendo pero no limitándose a la penetración vaginal, anal u oral. Esta definición amplia reconoce la diversidad de expresiones sexuales y evita reducir el concepto a una sola práctica.

El comienzo de la vida sexual es un hito influenciado por múltiples factores:

  • Biológicos: maduración puberal y cambios hormonales.
  • Psicológicos: desarrollo de la identidad sexual, curiosidad, búsqueda de intimidad.
  • Sociales y culturales: normas de género, educación sexual recibida, presión de pares, valores familiares o religiosos.
  • Contextuales: acceso a métodos anticonceptivos, nivel educativo, condiciones socioeconómicas.

La actividad sexual con penetración y sin penetración implica consideraciones distintas en términos de riesgo reproductivo y de transmisión de infecciones. Adoptar una comprensión inclusiva y diversa permite abordar la salud sexual sin estigmas y con pertinencia cultural, facilitando intervenciones que respeten la autonomía y los derechos de todas las personas.

Factores de riesgo relacionados con la actividad sexual

  • Infecciones de transmisión sexual (ITS).
  • Embarazos no planificados.
  • Violencia sexual.
  • Uso inconsistente de métodos anticonceptivos.
  • Desigualdades de género, edad y poder.

La actividad sexual, en ausencia de información, recursos y protección adecuados, puede asociarse con diversos riesgos que afectan la salud física, mental y social:

  • Infecciones de transmisión sexual (ITS): Incluyen VIH, sífilis, gonorrea, clamidia, virus del papiloma humano (VPH) y herpes genital. El riesgo aumenta con la falta de uso de preservativos, múltiples parejas sexuales o relaciones sin diagnóstico y tratamiento oportuno.
  • Embarazos no planificados: Especialmente en adolescentes y jóvenes, pueden derivar en complicaciones médicas, abandono escolar, impacto socioeconómico y limitaciones en el proyecto de vida.
  • Violencia sexual: Comprende cualquier acto sexual forzado o no consentido. Constituye una grave violación de derechos humanos y conlleva consecuencias físicas y psicológicas a largo plazo.
  • Uso inconsistente de métodos anticonceptivos: Disminuye la efectividad en la prevención de embarazos e ITS, y refleja carencias en educación sexual y acceso a servicios de salud.
  • Desigualdades de género, edad y poder: Factores como el machismo, relaciones asimétricas, dependencia económica o menor edad en la pareja influyen en la capacidad de negociar prácticas sexuales seguras.

El abordaje de estos factores requiere estrategias integrales que combinen educación sexual integral, acceso a servicios de salud amigables y políticas públicas que garanticen la equidad y la protección de los derechos sexuales y reproductivos.

Riesgo reproductivo: definición y ejemplos

  • Concepto de riesgo reproductivo según OMS y NOM-007-SSA2-2016.
  • Situaciones clínicas: edad extrema, enfermedades preexistentes, embarazos múltiples, etc.
  • Riesgo reproductivo en adolescentes y mujeres mayores de 35 años.

El riesgo reproductivo se define, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la NOM-007-SSA2-2016, como la probabilidad de que una mujer sufra alteraciones de salud durante el embarazo, parto o puerperio que puedan afectar su vida, la del producto o ambas. Este concepto permite identificar y actuar de forma temprana frente a condiciones que aumentan la morbilidad y mortalidad materna y perinatal.

Ejemplos de situaciones clínicas de riesgo reproductivo:

  • Edad extrema: Menores de 15 años y mayores de 35 años, debido a mayor frecuencia de complicaciones obstétricas como preeclampsia, hemorragia o parto prematuro.
  • Enfermedades preexistentes: Diabetes, hipertensión arterial, cardiopatías, obesidad, desnutrición o infecciones crónicas que pueden descompensarse durante el embarazo.
  • Embarazos múltiples: Aumentan el riesgo de parto prematuro, restricción del crecimiento intrauterino y complicaciones maternas.
  • Antecedentes obstétricos desfavorables: Preeclampsia previa, abortos recurrentes, cesáreas múltiples o hemorragias posparto.

En adolescentes, el riesgo se relaciona con inmadurez física y social, menor acceso a atención prenatal y mayor probabilidad de complicaciones. En mujeres mayores de 35 años, se asocia con disminución de la fertilidad, mayor frecuencia de enfermedades crónicas y anomalías cromosómicas en el feto.

Dimensiones sociales y culturales del riesgo sexual

  • Estigmas y mitos sobre la sexualidad.
  • Normas sociales que aumentan o invisibilizan el riesgo.
  • El rol del entorno educativo, familiar y de los servicios de salud.

El riesgo sexual no se define únicamente por factores biológicos, sino que está profundamente influenciado por dimensiones sociales y culturales que determinan la manera en que las personas viven y gestionan su sexualidad.

  • Estigmas y mitos sobre la sexualidad: La desinformación, los prejuicios y las creencias erróneas perpetúan prácticas inseguras y dificultan el acceso a métodos anticonceptivos y servicios de salud. Estos mitos pueden ir desde falsas ideas sobre la infertilidad hasta temores infundados sobre el uso de preservativos o anticonceptivos hormonales.
  • Normas sociales que aumentan o invisibilizan el riesgo: En algunas comunidades, las normas de género y la desigualdad de poder limitan la capacidad de negociación para el uso de métodos de protección. También se invisibiliza el riesgo en relaciones heterosexuales o en parejas estables, lo que retrasa la prevención.
  • El rol del entorno educativo, familiar y de los servicios de salud: Un sistema educativo deficiente en educación sexual integral, familias con comunicación limitada y servicios de salud poco accesibles o con actitudes discriminatorias pueden aumentar la vulnerabilidad.

Estas dimensiones subrayan que la prevención del riesgo sexual requiere un enfoque integral, que combine la educación basada en evidencia, el empoderamiento de las personas y la transformación de los entornos sociales y culturales que perpetúan la vulnerabilidad.

Evaluación y prevención del riesgo reproductivo

  • Detección oportuna mediante consejería y tamizajes.
  • Educación integral en sexualidad como estrategia preventiva.
  • Acceso a métodos anticonceptivos y servicios amigables.

La evaluación del riesgo reproductivo es un proceso esencial para anticipar y reducir eventos adversos relacionados con la salud sexual y reproductiva. Se basa en identificar, a través de la historia clínica y herramientas de tamizaje, los factores biológicos, sociales y conductuales que pueden poner en riesgo a una persona o pareja.

  • Detección oportuna mediante consejería y tamizajes: Las consultas de salud sexual deben incluir una entrevista confidencial, exploración de antecedentes de ITS, evaluación de prácticas sexuales y uso de métodos anticonceptivos, así como pruebas de laboratorio cuando estén indicadas.
  • Educación integral en sexualidad como estrategia preventiva: Proporcionar información científica, adaptada a la edad y al contexto cultural, permite a las personas reconocer sus riesgos y tomar decisiones responsables. Esto incluye habilidades para la negociación sexual, prevención de la violencia y autocuidado.
  • Acceso a métodos anticonceptivos y servicios amigables: Contar con una oferta variada de métodos seguros y efectivos, así como con espacios de atención libres de prejuicios y discriminación, aumenta la adopción de prácticas seguras y reduce la vulnerabilidad.

La combinación de evaluación individualizada y estrategias preventivas universales es clave para mejorar la salud reproductiva y disminuir la incidencia de embarazos no planificados, ITS y otros problemas asociados a la actividad sexual.

Conclusión

  • El riesgo sexual y reproductivo no es solo un fenómeno biológico, sino social y contextual.
  • La prevención implica empoderamiento, educación y acceso a servicios.
  • Profesionales de salud como agentes clave en la evaluación y reducción del riesgo.

El riesgo sexual y reproductivo es un fenómeno multidimensional, que trasciende lo puramente biológico y se enmarca en factores sociales, culturales, económicos y de género. Su abordaje no puede limitarse a la detección de condiciones clínicas, sino que requiere considerar los determinantes sociales que condicionan la vulnerabilidad de las personas.

La prevención efectiva demanda un enfoque integral que combine educación basada en evidencia, acceso universal a métodos anticonceptivos y servicios de salud de calidad, así como estrategias que promuevan el empoderamiento y la autonomía en la toma de decisiones. En este contexto, los profesionales de la salud desempeñan un papel central como agentes de cambio: no solo evalúan y gestionan el riesgo, sino que también actúan como educadores, consejeros y defensores del derecho a una sexualidad saludable y segura para todas las personas.

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